lunes, 29 de septiembre de 2014

"Y UN DÍA FUI AL TEATRO"


Sube y baja. Salta y vuelve. Es veloz. Sonrisa fija, la de Dionisiano. A veces triste, otras serio. Él recuerda y se acomoda. Él sigue un ritmo dirigido. Dionisiano sale en escena, una y otra vez. Recibe aplausos y baja la cabeza. Él vive de manos que lo mueven y sostienen. Él refleja, en actos repetidos, movimientos leves. Vuelve a ponerse de pie. Dionisiano mira de reojo y acepta en silencio el salto siguiente. Él asiente y no propone. Se deja llevar e intuye. Su carita con tantas emociones dibujadas, va dando brincos aturdidos. Él saluda. Él sonríe. Dionisiano va sin voz. Vive en silencio. Solo sigue los tirones de aquellas finas cuerdas invisibles. Dionisiano, dulce Dionisiano, la función ha terminado. Duerme ahora. En tu sueño, te prometo un baile. Vendré a buscarte Dionisiano. Creo, que aún puedo.

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