sábado, 31 de enero de 2015

MIS COSAS

En el tercer estante de la cómoda está guardada la carta.A la izquierda, un poco desordenadas, están las fotos que asoman de la bolsa de cartón.Hay tres sobres abiertos y uno en blanco, que no tiene estampillas ni palabras guardadas.Río al pensar en que la felicidad pueda quedar detenida en un espacio. Imagino caras y risas, voces y ausencias,al recordar los momentos que latieron en el tiempo que ya pasó. Uno de los cajones está vacío pero al abrirlo, un aire espeso inunda el lugar.No tiene un perfume que me lleve hacia otro tiempo, sin embargo comienzo a respirar diferente.Los libros que están apoyados al lado de las velas,tienen las hojas marcadas.Intento ponerlos en la biblioteca y al apilarlos noto que nada de lo que está allí podrá cambiar las emociones. Tienen una vida, un instante sucedido y un ritmo en la memoria.Todo parece girar ahora en un viaje sin fin, hacia el abismo de la mirada que ya no está y que aún persiste entre mis cosas.

miércoles, 28 de enero de 2015

TRAS MI SOMBRA

Los hilos han empezado a moverse otra vez. El teatro está vacío. No habrá función a la tarde, pero Dionisiano está inquieto en el altillo. Sus brazos asoman por el costado de la caja. Sus piernas están apoyadas ahí.Hay algo en la mirada de Dionisiano, que busca más. Lo miro y le regalo una tarde. Le digo al oido que estoy preparando una nueva obra. Le susurro que será suya. Sus ojos se detienen en mi boca cuando le hablo. Mi entusiasmo crece y le pongo entre sus dedos la libreta. Leerle a Dionisiano, es llenar mi piel de emoción. Hago pausas y le canto. En el segundo acto hay un baile que dibujo con su risa. Tomo un hilo y su brazo toma mi cintura. Se encienden las luces. Dionisiano ríe tras mi sombra que lo sostiene.

RINCONES

No tengo la certeza de que sea miedo, aunque recorre sigilosamente los rincones, desordenando los latidos. Los vuelve ligeros y aturdidos. Intento detener la mirada y recobrar el aire. Las manos no responden. Quizá sea la voz que falta, el silencio que aturde y la tarde que ya pasa. Siento un viaje de sensaciones en cada instante sellado en la memoria. Va tomando los recuerdos y las risas. El miedo cede ante el pasado que escapa. Sigo sin estar segura de llevar el eco de las palabras que guardé. Tal vez mañana pueda recordar y ya no sea miedo.En la calma del mañana, ya no habrá temor.Lo sé.

sábado, 24 de enero de 2015

CARROMATO

Dionisiano y Elena  han cruzado los hilos. Hay miradas y luces, perdidas . El farol sigue alumbrando las cajas vacías. Ellos están junto a la ventana, entre las calas, dejando asomar su abrazo.En el perchero aún siguen colgados sus trajes y ha quedado una risa última, junto al sombrero verde. Elena mira el baúl en el que Dionisiano va guardando sus fotos. Lo observa mirando las risas . Lo ve detenerse en una de ellas.Al acomodarla, sobre las otras, algo sucede en el carromato.Un viento fuerte sacude las paredes de chapa. Los vidrios estallan. Intento acercarme y retrocedo.Han salido de escena.La función ha terminado,al exacto instante en el que la tormenta de tierra se ha ido.La puerta abre y cierra, repitiendo los minutos pasados. Subo los tres escalones y todo está vacío. Solo quedan los hilos. Dionisiano y Elena, se han ido con el viento.

TIEMPO

Todavía queda tiempo. Parece esconderse entre el pasto que asoma nuevo y el sapo que da tres saltos.Va y viene. Mantiene mi mirada en viaje. Los postes de madera oscura, van apilando instantes. Hay horas que no han llegado. La flor celeste lo sabe. Su tallo tiene las hojas grandes, para proteger el pasado. El sapo vuelve a saltar. Escucho un ruido, parece llegar desde el estanque. Quizá me distraje y los minutos pasaron sin que lo notara. Debo haber cerrado los ojos. Llegó la noche sin darme cuenta. Los pétalos celestes, están sobre el pasto que se ha vuelto húmedo. El sapo ha llegado al agua. Miro ahora, el tiempo que no ha llegado.

jueves, 22 de enero de 2015

VOLVER Y PARTIR

Sin audio, voy por rutas conocidas que se vuelven nuevas, con el paso del tiempo. Volver a recorrerlas desde el inicio y aún habiendo pisado esos kilómetros de instantes, no me deja un sabor repetido. Todo se vuelve nuevo. El mismo cartel gastado de ayer, tiene una marca más. Mis ojos ven en el camino diferentes caras y la velocidad en la que transcurre el presente, me indica otro rumbo. Las hojas de los árboles han caido, mientras éstas que nacen ahora, me producen un inquietante estado de vigilia. Ya no encuentro la sutil diferencia entre volver y partir. 
Me pregunto en qué instancia del tiempo, algo que creo conocido deja de serlo, para ser estreno y novedad. Me refugio en el ayer, para conocer un mañana y empiezo a entender, entre silencios aturdidos,que la huella con la lluvia se esfuma y todo empieza una vez más.

miércoles, 21 de enero de 2015

SIN SOMBRA

Su remera blanca y la mirada de niño distraido, anunciaban mi llegada al mundo de sus hilos. Quizá la tarde que iba terminando, tal vez la madera clara de la mesa o algo que ya no recuerdo,empezaba a marcar las horas nuevas. No imaginaba mis manos, moviendo sus hilos. No pensaba siquiera en lograr su risa, con el hilo que permanecía quieto a su lado. Dionisiano solo miraba en una dirección. Pequeño y frágil, se volvía poderoso frente a la ventana por la que asomaba el sol. A veces el reflector amarillo lo iluminaba de costado y aún rodeado de gente y perdido entre los aplausos, nadie lograba hacerle sombra. Yo recorría el escenario inquieta, acompañando sus movimientos. Luego la sala quedaba vacía y el teatro apagaba las luces. Empezaba a latir el tiempo en el que los hilos dormían, mientras nosotros inventábamos otra tarde.

domingo, 18 de enero de 2015

LÍNEAS

Una gitana con ojos grandes me dijo un día que veía muchos viajes en mis días. Me lo dijo tomando la mano derecha ,frente a la plaza. Estaba oscureciendo y era verano. Apretó con fuerza mi brazo, me miró y sonrió.Me anunció la pronta llegada de un hijo y dijo que iba a ser varón. Perdí el miedo que llevaba en mi piel, en ese mismo instante. La piel que Paz  había ocupado por un tiempo dentro mío.Esa tarde pasó y llegaron otras nuevas y una que no olvido.Todo parecía seguir esas líneas marcadas en la mano con la que hoy escribo.A veces vuelvo a aquella tarde y repaso las palabras.Las repito en voz alta, casi memorizándolas.Intento encontrar otras más, esas que no dijo. Revivo el momento y siento el viento de aquel enero en la cara. Pienso en la cantidad de kilómetros que han atravesado las palabras.Sonrío al pensar en las hojas que tengo guardadas en el cajón. Miro mis manos y pienso que aún quedan sorpresas entre las líneas.Aún restan sueños por despertar.

sábado, 17 de enero de 2015

ENTRE DOS INSTANTES

En el medio de dos instantes, hay un espacio que late vacío, sin registro del que ya pasó y del que está por suceder. No echa raíces ni siembra futuros. Es el instante que me desvela, el que arrastra las emociones viejas y sacude los recuerdos. Muchas veces intento tomarlo con las manos, para detener el tiempo que vuelve a empezar. Otras tantas, me quedo inmóvil, con la mirada detenida en el instante que se va yendo. Suelo cerrar los ojos para que algo suceda en el entretiempo tan breve del presente.Cuando los abro,todo se ha transformado en un recuerdo y el futuro me va llegando a la orilla de las horas nuevas.Estoy ahora en el medio de dos instantes, conservo la calma del instante fugado y añoro quieta ,que el sonido de la aguja del reloj marque otra vez la felicidad.

viernes, 16 de enero de 2015

ENTRE CINTAS DE COLORES

Elena se ha perdido. Busco entre las cajas del altillo, cerca del tablero de las luces.Su vestido está colgado al lado de la percha en la que descansa el traje azul de Dionisiano. La ultima vez que la vi, te nía una sonrisa atada a un hilo y la mirada puesta en él, a punto de salir al escenario. Fue una tarde de aplausos y festejos. Miro hacia el balcón , la busco entre las calas y noto que han cambiado de color. Elena jugaba con los hilos quietos de Dionisiano. Le gustaba ver su risa dormida y solo a veces lo alcanzaba en un sueño. Elena tenía un deseo en la mirada y mil caricias guardadas. Las había apilado suavemente ,una tras otra, entre sus cintas de colores. Las soñaba en un vestido, que dejaba al descubierto su espalda. Recuerdo el entusiasmo en su mirada y la ilusión inquieta de Dionisiano. Bajé las escaleras y caminé entre las hileras de las butacas, recorriendo los minutos del pasado. Las luces se encendieron y la música detuvo mi ansiedad, en el momento que la vi. Elena tenía el vestido entre sus manos y mil cintas arrastrando, sobre la alfombra que pisaba.

jueves, 15 de enero de 2015

VAS Y VENÍS

Vas y venís, salpicando mis minutos con tu ausencia.Las lágrimas negras que caen por mi cara,te encuentran cerca.En saltos agitados, tus hilos quedan enredados en mi memoria.Vuelven a hacer un nido entre mis pestañas que te esperan. Dulce Dionisiano, la tarde va cayendo y tu mirada está quieta y descansa en mis ojos.En mis manos ha quedado tu sonrisa dibujada, la dejaste aquella tarde . Un hilo muy fino aún sigue atado a la ventana gris.Los postigos ya no cierran al oscurecer. Vas y venís, completando esos instantes que no abrieron una mañana que era nuestra. Vas y venís, en brincos aturdidos a llevarte mis lágrimas. Vas y venís, pequeño Dionisiano.

LA MISMA CALLE

Los adoquines ya no están. Piso la misma calle de antes y la vereda tiene el idéntico color a los días de la infancia. Falta el puente y siguen los balcones, a los costados de la puerta. El tiempo ha recorrido una distancia que se hace pequeña ante la casa que detiene mi mirada hoy. Los recuerdos van en bicicleta, dando vueltas a la memoria y me aferro al manubrio con la mirada inquieta. La parra y los canteros en el patio, no saben que he vuelto. Cuando me fui, tenía tizas en la mano y dibujos en colores. El cajón de los cubiertos se ha cerrado, con sus manos ordenando el pasado. Me faltan fuerzas para abrir la puerta y no encontrar los muebles ni su voz. Me quedo mirando desde afuera, los dos escalones al zagúan y en el perchero ya no está su sombrero. Piso la misma calle de antes, buscando las pisadas viejas, entre la lluvia que no ha borrado las huellas.

miércoles, 14 de enero de 2015

DOS LÁGRIMAS Y UN RECUERDO

Elena tiene los ojos tristes. Su mirada busca los ojos de Dionisiano. La felicidad ha quedado escondida, junto a los hilos que permanecen quietos. Dionisiano mira bailar a Elena.La sigue en cada movimiento suyo.Se le acerca y hace un nudo. Hay cruces de miradas, aún con los hilos en descanso.La sala vacía, los aplausos fugados y en el altillo: el silencio. El teatro abrirá sus puertas en unas horas.Los sombreros verdes cuelgan del perchero.La escena parece dibujada.Me acerco a Dionisiano y le sonrío. Lleva dos lágrimas y un recuerdo, rodando por su cara. Le hablo al oido y le atrapo un sueño.Así, sus hilos toman el coraje detenido,para ir luego juntos al escenario. Enciendo las luces y busco a Elena. Al acomodar las cintas de su sombrero, la miro y noto que algo ha cambiado en ella. Mi pequeño Dionisiano, ha vuelto a mirarla.

EL LAGO

"...Desde aquel sillón azul frente al gran ventanal,la lluvia caía sobre el lago como acariciando el agua. Nada me atrapaba mas que mirar las gotas casi bailando con el viento,rozando lo imposible.
La mañana era perfecta sin sol porque todos los colores que imaginaba estaban ahí, en esa montaña imponente que protegía al lago.Eran ruidos diferentes los que provocaban las gotas de agua al caer.Eran sonidos musicales los que provocaban esos truenos que  hacían cubrir mis recuerdos con esa manta que tenía sobre mi. El cielo se volvía a despertar tras cada relámpago,tal como lo hacían mis sueños al reflejar la mirada en alguna gota perdida en la inmensidad del agua.
Una lluvia diferente era la que mis ojos contemplaban.Un escenario en el que cada uno de los árboles agitaba una nueva esperanza.Las gotas se deslizaban sobre las ramas cubriéndolas y protegiéndolas de todo. Era una mañana, que iniciaba"

martes, 13 de enero de 2015

PRISA DESCONOCIDA

El pasadizo que imaginaba tras las paredes de los pasillos de la infancia, se volvió real en una tarde del agosto que viví. Los libros estaban prolijamente ordenados en el estante de madera clara. Mi mirada estaba detenida en un libro de Hemingway. Fue en un instante y sucedió de un modo imperceptible. Las hojas comenzaron a bailar entre sus dedos y en el espacio vacío de la biblioteca, comenzó mi viaje.No había voces ni sonidos, solo una puerta a lo lejos, a la que quería llegar.La luz reflejaba sobre mis pasos apurados, llenos de una prisa desconocida y en búsqueda de la fantasía de la niñez. Mis manos sobre las paredes de colores, sostenían la angustia de aquello que quedaba atrás. Dos escalones sorprendieron repentinamente mi ritmo, anunciando la llegada.Los subí lentamente.La puerta ya no estaba allí. Me di vuelta, la niebla no me dejaba ver el pasado.El libro estaba sobre la mesa y el vacío del estante tenía su mirada.

lunes, 12 de enero de 2015

MESA ANTIGUA

Nunca supe que un secreto podía guardarse durante mucho tiempo en el cajón mas pequeño de una mesa antigua.Imagino la cantidad de veces que la lámpara azul, con su gran pantalla gris, lo ha protegido en silencio. Eran cómplices aún sin saberlo. Pienso en la cercanía de sus manos, en el roce diario. El misterio escondido entre los papeles. Una ironía sin cara.No hay risas que suenen en la casa, pero sí algunas que están escondidas en el sobre blanco. Miradas verdes que chocan con las azules, van cubriendo el día que ya pasó y quedó tapado por otros papeles. Me pregunto cuántas palabras habrán vivido entre las líneas que permanecen ocultas allí.Todas las voces y los momentos que guardé, están a la sombra de los recuerdos.La vida que comenzó aquella tarde y los días que le siguieron a la incipiente felicidad, ya no laten.  Solo me acerco por las tardes y apoyo los brazos en esa mesa,para entender que la alegría quedó a resguardo del olvido.

domingo, 11 de enero de 2015

CUATRO CALAS PARA PAPÁ( FRAGMENTO DE " LA PUERTA"

"Esa mañana de aquel domingo, las calas blancas de mi balcón de la calle Peña, me estaban esperando. En otros días míos, solían acompañar mis mañanas cuando me sentaba a escribir.Las observaba, las encontraba en cada descanso de mi mirada al pensar una frase. Las imaginaba también grises y de otros tonos diferentes, pero al fijar mis ojos en ellas, notaba que eran definitivamente blancas y vivían allí.
Me levanté ese día con los ojos hinchados, aturdidos de llanto. Mi voz casi no se oía. Fui al balcón y corté cuatro calas para papá. En todo aquél mediodía de abrazos y finales, las calas estuvieron entre mis manos. Las apreté fuerte cuando supe que era difícil mantenerme de pié frente al adiós. Al blanco inmaculado de mi camisa, lo partía una cinta negra muy fina que insinuaba el dolor. Tras las calas que protegían mis manos y tras esa blusa con la que escudaba mi angustia, estaba yo.
Di dos pasos, pude moverme y apoyé las calas sobre el silencio de papá que iba sellado bajo la madera opaca del adiós."

PALABRAS QUIETAS

El silencio logra volver ruidosos los momentos que viví. Solo algunos, quedan recorriendo la memoria.Parecen flotar en un río, a la deriva, sin rumbo.El silencio los transforma en imágenes que no son las vividas.van entremezclas con sueños.Los pensamientos giran entre las calas que miraba ayer. Como recuerdos de otras tardes pasadas.El silencio atraviesa las palabras que están quietas en mis oidos.Han quedados guardadas y simulan un reposo que las despertará junto al laurel blanco que está a mi lado.Todo va rigurosamente sellado por voces y risas que me han dejado mucho.El silencio anuncia colores nuevos que reflejan en todo aquello que ya no está.

sábado, 10 de enero de 2015

INSTANTE FUGADO.

Fue al poco tiempo de saber su nombre y de conocer su mirada. Quizá mucho después de escuchar su voz y tener su risa en mis oidos. Tal vez unos minutos antes de mirar sus manos. Recién ahí llegué al momento en el que supe que todos los hilos de Dionisiano .atravesaban mi memoria.Recorrían mi sangre volviendo a alborotarla, para luego dejarla en vigilia hacia el nuevo instante  Cada minuto nuevo rebotaba en el eco de los recuerdos. No me animé a sujetar fuerte esa tarde solo para que no llegara la noche y en ella el instante de felicidad fugada. El temor se volvió coraje para luego oir los violines y comenzar a revivir la emoción que no termina.Para abandonarme una y otra vez en los brazos de la memoria que sigue tomando por sorpresa y en silencio, mi futuro.

jueves, 8 de enero de 2015

MIEDOS ANCLADOS

Me quitaste los miedos que llevaba dentro. Iban anclados en tiempos que solo dispersaban mis ideas. Los llevaba quietos y sin colores. No había llegado esa navidad y era entonces solo la incertidumbre, quién vagaba por mis días. Las risas seguían sonando en el desván, aún sin la mirada azul. Las escaleras no iban a llevarme hacia el precipicio en el que imaginaba tu voz. No tenían baranda para sostener ese temor que simulaba haber desaparecido.Me aferré a los escalones de los recuerdos y llegué agitada,con la respiración entrecortada, a tus palabras.Desde ese minuto que no olvido, no he vuelto a vivir con miedo.

martes, 6 de enero de 2015

TIEMPO SIN HORAS

Hay pasos que van quedando marcados tras los míos. Veo las huellas, siguiendo mis pisadas. Parecen ir a tiempo, a un mismo tiempo que no tiene horas. Sucede lo mismo con aquello que miro y siento que luego vas a mirar. Solo a veces tu mirada se anticipa a la mía. Vamos transitando un camino en el que las palabras hacen eco y las risas simulan quedar detenidas. Es desierto y es selva. Es día y es noche.Voces y silencios. La ansiedad nos recorre el instante que queda detenido, mientras el horizonte se vislumbra calmo. Vamos llegando a ese último rincón en donde  la mirada se adormece y un nuevo sueño comienza a nacer en tus manos.

lunes, 5 de enero de 2015

SORPRESAS

No se si las sorpresas que antes quise, son las mismas que hoy quiero. Me gustaba abrir sobres, sin saber que había dentro de ellos. Todo aquello que iba envuelto, me transportaba a un mundo en el que la ilusión de la sorpresa reparaba siempre la emoción dormida. Jugaba con cajas y les ponía cintas, finas y coloridas cintas, a las que desataba con ansias.Las sorpresas venían en papeles color madera muchas veces y otras el brillo del papel reflejaba en mis ojos para finalmente romperlo y estallar el asombro. Pienso ahora en la infinidad de veces que imaginé sorpresas.Pude visualizarlas y darles colores . Las soñé de estreno. No tenían lugar en mi memoria , solo aparecían de golpe sin aviso y eso es lo que las volvía nuevas. Sorpresas, siempre sorpresas. Muchas veces quise volver a las que me habían deslumbrado antes y sin embargo la emoción parecía haber quedado envuelta en esos sobres de la niñez. Sigo esperando cada día una sorpresa nueva.Ya no las imagino envueltas. Las veo en miradas y en manos que han abierto una puerta. Las encuentro en palabras.Siguen siendo sorpresas.Siempre voy a esperar una sorpresa.

domingo, 4 de enero de 2015

UN HILO QUIETO

Dionisiano tiene una sonrisa dormida. Sus ojos parecen descansar en los míos, sin embargo,solo yo los miro.Él no sabe sostener una mirada, ni mucho menos responder con un gesto la mía. Siempre que muevo sus hilos. hay algo en él que me conmueve.Porque tras ese movimiento en el que enderezo su espalda,un hilo queda quieto.Ése es el hilo que solo maneja Dionisiano. No son sus manos las que alcanzan el efecto.Puedo elegir el color de sus sombreros y hasta el pañuelo de seda blanco, que le pongo en el bolsillo, ahí donde escucho sus latidos.En ese instante, mis manos se detienen.No lo indica con miradas ni es su voz la que  lo pide.Solo baja su cabeza, parece dormido.Entre sus ropas, se asoma el hilo que solo él despliega.

sábado, 3 de enero de 2015

MIENTRAS, CAE EL TELÓN

Dionisiano tiene una cita en el teatro, a la tarde.Parece dormido,con las piernas cruzadas y los brazos apoyados en el borde de la caja gris. Me contó que ella se llama Elena -"Elena sin H"- me dijo.Al terminar la función irán juntos por un helado. Me pidió que le ponga un traje y sonriendo la señaló. Elena tiene en su expresión una sonrisa dibujada. Las pestañas negras caen sobre sus ojos claros,cuando Dionisiano la mira. Se ve tímida, aunque algo en su cara me indica coraje. Están a pocos metros y a horas de salir del teatro. Quietos, sin movimientos, se ven distraidos. Ya en el escenario, juntos realizan un baile que pone en jaque los sentidos. Ella desliza sus manos sobre el hombro izquierdo de Dionisiano y él la toma por la cintura en un cruce de hilos que lejos de enredarlos va envolviéndolos en un abrazo.Mientras, cae el telón.

FELICIDAD SILENCIOSA

El teatro tiene sus puertas cerradas por vacaciones.Las butacas están vacías y las cortinas de pana verde se mantienen levantadas.Es un tiempo de silencio en el que las luces duermen. Solo el crujido de la madera parece acompañar los latidos que vibran en el altillo. El farol de kerosene alumbra a Dionisiano en un rincón. Sus hilos y los de Elena, están quietos y enredados. No llevan nudos. No hay movimientos visibles.La guitarra está apoyada sobre la ventana. Elena canta y ríe.Un rayo de sol se escapa por la persiana y roza su cara. Dionisiano la mira .En el descanso, hay felicidad. Es silenciosa. Todo se ve apacible. Vuelvo a mirarlos.Quiero  quedarme con ellos y tan solo mirarlos.Es una función que no tiene espectadores.Olvidé que venía por las calas.Dejé de recordar, para mirarlos y entender.

viernes, 2 de enero de 2015

HERMANOS

Nos corría la misma sangre por nuestros cuerpos. Llevabamos la misma mirada en nuestros ojos y el idéntico color de los ojos de papá. No teníamos en la memoria tardes de juegos. No había recuerdos ni fotos de festejos juntos. En una sola tarde, esa en la que nos conocimos, no hizo falta decir nada. Jugamos a la payana y dimos vueltas a la calesita en mil giros de una infancia que despertaba en risas. En silencio, íbamos lentamente reconociendo el tiempo que había crecido en cada uno, sin saber que ya nos queríamos.Cuántas veces había soñado e imaginado tener un hermano. Cuantas tardes sin saber que estabas en mi vida.Infinidad de sensaciones nos cruzaban las emociones que compartíamos, sin siquiera poder entender que iba a llegar el día. Fuimos felices desde el primer instante en el que nos miramos. Había un tobogán y un sube y baja, aquella tarde.La felicidad nos recorría los instantes fugados. Recuerdo la sensación que me quedó latiendo, al día siguiente.No olvido el día en el que jugaste con mis hijos y yo con los tuyos.Todas las plazas que no habíamos visitado juntos, las corrimos ese día. Siento tu voz diciendo mi nombre.Escucho tu risa haciendo eco en la mía y entiendo que todo el tiempo que no pasamos juntos,logra cubrirnos como una ola gigante,para barrenar hasta la orilla y dejarnos de cara al sol, felices y hermanos.

jueves, 1 de enero de 2015

ENTREVISTA AL BLOG

Quiero compartir con todos los que visitan este blog, la emotiva entrevista que me hicieron para la revista "LIBROS Y LETRAS" de COLOMBIA.  
Posted by Libros y Letras on miércoles, diciembre 31, 2014 No comments 
Por: Pablo Di Marco

Una de las más gratas sorpresas de la literatura argentina de 2014 fue Sin audio, el blog de la escritora Georgina Alonso. Lo que nació como un refugio de reflexión personal se convirtió, gracias al boca a boca de los lectores, en un blog de culto con una creciente cantidad de seguidores que esperan cada nuevo texto con la ansiedad de los fanáticos. Quienes quieran entrar al mundo de Sin audio, aquí tienen el enlace: http://geoalonso.blogspot.com.ar/2014/09/la-que-soy-la-que-fui.html, quienes quieran saber algo más sobre su creadora no tienen más que saborear este nuevo Café en Buenos Aires: 

- ¿Por qué llamaste a tu blog Sin audio, Georgina?

- Por el inmenso valor que tiene la palabra. La palabra escrita tiene una música inaudible que atraviesa los sentidos. Sin audio es, en gran parte, el silencio que necesito para intentar que mis palabras bailen un vals con los lectores.

- Hasta hoy cuántos textos subiste al blog?

- 77

- ¿Y cuál de todos ellos es tu preferido?

- “Falta poco me emociona porque me remite a un momento muy importante en mi vida. Cada vez que lo leo, siento que estoy nuevamente en ese sanatorio, al lado de su cama y escucho su voz pidiéndome "una camisa azul, unos zapatos marrones y el cantero de la ventana de su cuarto”. Fue el último día que escuché la voz de mi padre.

- ¿Y cuál es el que más repercusiones tuvo?

- “La que soy, la que fui”. Es un relato escrito con humor que hace un recorrido de esa que fui, que era periodista y escribía, que luego fue mamá y que hoy tiene muchos platos en la mesa y lee y escribe. Me gusta reconocerme en el paso del tiempo, ver la mesa llena de gente y seguir escribiendo.

- Tus lectores suelen dejar comentarios al pie de tus textos. ¿Hay alguno que recuerdes con cariño?

- Sí. Recuerdo especialmente uno que me decía que había sentido estar cerca del mar y hasta oír el ruido de las olas golpeando en una piedra. Inmediatamente recordé el momento en el que lo había escrito. Sentí su emoción.

- No sé si lo sabías, pero me encanta recomendarle libros a mis entrevistados. Ahora estoy leyendo El amor es una mentira, pero funciona, una encantadora y sólida novela de Luis Ignacio Murcia Molina. ¿Tenés algún libro para recomendarme, Georgina?

- El que estoy leyendo en estos momentos: Las lunas de Júpiter de Alice Munro. Sus relatos son apasionantes y me conmueven. Otro libro que me enamoró es La loca de la casa de Rosa Montero. Vuelvo a él, siempre.

- ¿Alguna vez lloraste leyendo un libro? ¿Con cuál?

El miedo de Gonzalo Garcés logró que se me cayeran un par de lágrimas. Creo que el dolor de un hombre ante la disolución de un amor, narrado con una naturalidad desgarradora, conmueve siempre. 

- ¿Qué clásico de la literatura te decepcionó?

- No puedo decir decepción, porque es uno de los libros que más me gustó y uno de los escritores que disfruto leer con pasión. Quizá el final me dejó una triste sensación, porque Ana Karenina no merecía morir de ese modo, luego de su valiente lucha por el amor.

- ¿El haber tenido un padre escritor fue un aliciente o un impedimento a la hora de animarte a escribir?

- Siempre un aliciente. Cada conversación que recuerdo con papá tiene algo que luego escribí, de hecho mi primer libro La puerta (que aún es inédito) está compuesto por una serie de relatos que narra sus últimos 45 días. Él vivía para escribir y yo sigo sus pasos, feliz y agradecida de llevar la escritura en la sangre.

- Y ahora las dos últimas, Georgina: alguna vez Vargas Llosa dijo que el día más triste de su vida fue cuando Jean Valjean murió en Los miserables. ¿Cuál fue el día más feliz de tu vida?

- No es uno, son seis y se llaman: Miguel, Rosario, Pilar, Julia, Milagros y Pablo.

- Te regalo la posibilidad de invitar a tomar un café a cualquier artista de cualquier época. Contame quién sería, a qué bar lo llevarías, y qué pregunta le harías.

- La invitaría a Pilar De Lusarreta a tomar un café a La Biela. Pilar fue una gran escritora, tía-abuela mía; estuvo en pareja con otro gran escritor: Arturo Cancela; fue una adelantada a su época y me identifico mucho con ella. Le preguntaría por qué no pudo esperar a que yo creciera para que nos riéramos juntas y compartiéramos las grandes charlas que imagino a su lado.