LOS SUEÑOS

Los sueños no tienen edad.  No existe una hora determinada, para soñar. Tras cada instante que sucede, vuelve a nacer otro momento único. En el entretejido de las horas están escondidos los sueños. Van hilando nuevas emociones con colores que brillan. No alcanza con mirarlos y creerlos imposibles. No basta pensarlos inalcanzables. Tienen la posibilidad de vivir, más allá del pensamiento. Se han originado en una idea que puede quedar detenida o bien ser la generadora de muchas otras más, que lo harán posible y verdadero. Soñar tiene la euforia de la ilusión y una certeza en las manos. El camino de los sueños  puede llevarnos al lugar más lejano del mundo; al espacio que vive dentro nuestro y clama por viajar.

EN EL CAMINO

Sí se puede explicar con palabras. Las encontré y las fui acomodando una tras otra, hasta que pudieron hablar por sí mismas. No era imposible. Sabía que había un modo de entrelazarlas para que llegaran claras. Luché para que no confundieran. Insistí en verlas capaces. Solo era difícil. Su sola existencia las llenaba de coraje y poder. Las palabras. Un mundo repleto de palabras y lleno de silencios. Siempre tan llenas de voces y a la vez tan vacías de sonidos.

Con un grupo de palabras, creí poder alcanzar las estrellas. Las soñé valientes, iluminadas por la luna y con el brillo del sol en sus letras. Lograron mucho más que ese viaje previsible en el que los sueños van guardados en una valija. Llegaron a destino sin pasaje de regreso. Pude entender, solo al verlas llenas de risas y a los saltos, que la libertad iba a acompañarlas siempre en el camino hacia la felicidad.

ENTRE LOS SUEÑOS DESPIERTOS

En la imaginación, hay un mundo. Es un lugar en el que las distancias no existen, porque todo está cerca. A veces se asoma la felicidad, nos roza los recuerdos y aviva una mirada que parecía detenida. Otras tantas, solo gira alrededor de una idea sin poder detener el tiempo que transcurre. Mediante la imaginación se recorren los caminos de los sueños, sin rutas ni señales. La imaginación, nunca duerme. Vive entre los sueños que están despiertos. Va acomodando los instantes que no han ocurrido. En la imaginación se despliegan todos los colores que no hemos visto. La noche baila con el día mientras la luna juega con el sol.