miércoles, 31 de agosto de 2016

SEGUNDA SERIE DE DIEZ ( "CLASE TURISTA")

Los sueños viven en un mundo que no tiene fechas. Los sueños no tienen edad. Solo transcurren entre las ilusiones y los recuerdos. Son una mezcla de fantasías y premoniciones. A veces anuncian chispazos de un tiempo que quizá ocurrió. En otras ocasiones el viaje que fue en clase turista, se transforma en otro muy parecido al verdadero, pero en primera clase. Las butacas y el piloto son iguales a lo que nos refleja la memoria. En cambio el destino y la azafata, son diferentes.  En los sueños como en los aviones, las demandas son altas. En esa hora previa en la que uno se dispone a dormir y a volar, se nos van anticipando solo un poco las ideas. Por más direccionamiento que haya, el sueño  decide por cuál ruta nos va a llevar y en el mismo caso; es el piloto quién lo efectúa. Uno intenta decidir y hasta elegir este tema del destino; pero llegada la hora y ya en las alturas, hay que volar. Los sueños y los vuelos siempre nos llevan lejos. En cuestión de minutos, el paisaje y el aire se renuevan. En la mesita de luz y frente a los ojos, es bueno contar con una dósis de oxígeno. El despertar puede requerir una mascara y  las turbulencias también. De lo alto se baja en instantes y del sueño se despierta rápido.

lunes, 29 de agosto de 2016

SEGUNDA SERIE DE DIEZ (" LAS SERVICIALES DAMAS")

Me resulta extraño entender el comportamiento de la mano izquierda y el de la mano derecha. Se vuelve mas difícil aún cuando ambas, se mueven a la par. Parecen ser independientes, una de la otra. Logran realizar tareas diferentes y sin embargo las dos responden a un mismo amo.  Hay una que parece tener mas rapidez y precisión. La otra es un tanto atrevida, aunque a veces se detiene en una pausa que se vuelve interminable. Depende desde donde se las mire, pueden intercambiar lugares y ser en algunas ocasiones la izquierda y en otras, la derecha. Es un buen artilugio para las dos, ya que la menos perezosa se transforma en lenta y viceversa. Pero esto solo es una ilusión óptica, porque en realidad la derecha tiene su lugar ganado y la izquierda, bien sabe que es mas inteligente. Cumplen órdenes, a toda hora, las serviciales damas. Lo hacen con honores y laureles. Cuando las dos están quietas, es señal de que algo pasa. Si están dormidas, puede ser que la cabeza no esté direccionando. Si en cambio la quietud se debe solo a una decisión propia; habrá que mandarlas a una buena terapia para que finalmente entiendan que sin movimiento no hay acción. Una siesta vaya y pase pero un sueño que no despierta, ya es otra cosa.

domingo, 28 de agosto de 2016

OTRO FRAGMENTO DE (" LA MISMA HORA ")

" No se bien cuantas vueltas han dado las agujas del reloj. Miro el calendario que sigue estando sobre la mesa y es ahora octubre.Vuelve a ser octubre. Es el mismo mes en otro tiempo. Todo parece estar igual en la memoria. Ya no están las calas que regué aquel domingo. Por la ventana miro ahora  un jazmín amarillo. No usé guantes ese día que corté tres flores para sostener el miedo, ni los uso ahora para adornar la mesa. Los recuerdos se reflejan en las manos y en el espejo. Es el mismo espejo que cuelga de otra pared y me muestra sin reparos, el ayer. Hay otro reflejo, el de la ventana, que me muestra la cantidad de veces que entro y salgo de la casa. En cada entrada pienso en el momento que comencé a confiar. Sí, era confianza y se iba acentuando a medida que pasaban los días. Tres platos más sobre la bandeja y el vaso que falta. Vuelvo a cerrar la puerta y también a recordar. Entre las servilletas que pongo sobre la mesa, se asoma la tarde que ya pasó. El balcón y la puerta de la cocina abierta. Una libreta con anotaciones y números. Un domingo con voces y silencios. Dije confianza, escribí confianza. El viento mueve ahora las flores del jarrón amarillo. Están en movimiento los momentos en los que tenía la certeza de que era confianza".

viernes, 26 de agosto de 2016

FRAGMENTO ( " LA MISMA HORA ")

" Recuerdo la hora y el momento en el que mi expresión se volvió triste. Estaba sentada ordenando los papeles del escritorio, cuando mis ojos dejaron de ver. Sí, ya no miraban. Solo recorrían el lugar buscando todo lo que empezaba a irse. Era la misma hora del dolor, esa que yo todavía llevaba en la memoria. Mi pulso comenzó a acelerarse con una rapidez que se entremezclaba con la falta de aire. Las manos, mis manos,  no se bien si estaban quietas. Luego me paré y salí al pasillo, sin saber que no iba a poder recuperar lo que ya había fugado. No había aire afuera, tampoco. El momento pasó y pude volver a sentarme en mi lugar, un espacio que se volvía distinto al de unos pocos minutos anteriores a ése, el que todo lo cambió. Después sentí las lágrimas atrapadas en la garganta. Intenté recordar las palabras y empecé a repetirlas, sin lograr olvidarlas. Hacía el mismo esfuerzo por recordar y por olvidar. Era la misma hora. El reloj volvía a detenerse en ese minuto, con una fuerza que me dejaba impotente e incapaz de entender. La tristeza empezaba a recorrer la memoria de mi risa. Lo hacía de un modo lento que dolía mas y mas. Al rato, volví a levantarme, tomé las llaves y cerré la puerta. Había un eco que empezaba a repetirme la ausencia. Era la misma hora."

martes, 23 de agosto de 2016

LAS AGUJAS DEL RELOJ

Las agujas del reloj dan vueltas durante todas las horas que tiene el día. Lo hacen durante todos los días de los años que vamos pisando. Muchas veces, cuando ese reloj marca y remarca las horas; se siente que el tiempo se va desgastando. Ante cada instante nuevo, empieza una carrera que pretende contrariar el avance. Mas allá de todo eso que llamamos experiencia y satisfacción por lo logrado; nos empezamos a exigir que el tiempo se detenga, mientras seguimos viviendo. Pretendemos que la felicidad no conlleve una alta dosis de dolor y que las marcas que todos llevamos tatuadas, dejen de notarse y simulen siempre una sonrisa. Mientras, el reloj sigue girando empecinado en mostrarnos que vivir, tiene que ver con el tiempo. Está íntimamente ligado a cada lágrima y a cada risa que llevamos guardada. Luego, en un minuto especial y único, nos damos cuenta que es gracias a ese tiempo que llevamos en las espaldas; que podemos darle el valor a lo que realmente importa. No está a simple vista, ni tiene un modo determinado. A veces, las agujas parecen girar tan apuradas, que nos aferramos a cada minuto con nuevas ilusiones. Nos asombra la fortaleza y vuelve a sorprendernos la calma de querer que el tiempo siga pasando para notar que estamos vivos y que cada una de las emociones vividas; son nuestro mas grande tesoro.

lunes, 22 de agosto de 2016

SEGUNDA SERIE DE DIEZ (" SILLÓN CLÁSICO ")

Las ideas suelen estar apoyadas en la imaginación. Se recuestan sobre el asombro, solo por un rato, para luego ponerse de pie . El descanso es necesario en esa instancia en la que el alboroto es el gran invitado. Los almohadones sirven para estimular el reposo de las ideas. Sin respaldo, las cosas se empiezan a complicar. Si no se encuentran en una posición cómoda, las ideas se desordenan y se  cruzan de brazos, esperando que el caos siga su ruta. Cuando esto sucede; es tiempo de comprender que a las ideas les gusta reposar, con la espalda apoyada. Nada de extensiones sin respaldo ni de sillones articulados. El sillón es sillón cuando los pies están sobre el piso y la cabeza puede apoyarse , en caso de que así  lo requiera. Las ideas son clásicas. Les gusta innovar pero se vuelven un poco extrañas cuando las modas quieren dirigirlas. Ellas están acostumbradas al diálogo y para hablar se necesita estar frente a frente. De costado, nada bueno nace. Se corre el riesgo de caer en la indiferencia y en algunas ocasiones, dar un vuelco y quedar con las piernas colgando. Las ideas saben reacomodarse y buscar una posición que las lleve hacia adelante. No necesitan siempre de apoyos laterales. Una buena base, cuatro patas y no tanto confort.

sábado, 20 de agosto de 2016

DIONISIANO ( UN HILO QUE SUEÑA )- El teatro de las marionetas

Entre los volados de la camisa blanca que llevo, ha quedado un hilo soñando. De la espera ha surgido un sueño que no puedo recordar. La voz de Dionisiano está escondida entre los recuerdos. He estado ahí. La puerta está entreabierta y ya no hay luz que se escape por los postigos. Ha oscurecido y me acompaña la mirada que guardo en el bolsillo. Se han despertado los momentos que ya pasaron y un hilo está detenido, en la puerta. Un ratito del tiempo que pasó y ya no recuerdo, parece estar pendiendo del hilo. La música sigue sonando en el altillo. Voy a bajar las escaleras sin que sus hilos queden enredados en mi memoria. Dionisiano ahora duerme y en su sueño me despide. Ya amanece otro tiempo en la calle y desde abajo lo veo  en el balcón, despertando.

miércoles, 17 de agosto de 2016

DIONISIANO EN EL ALTILLO (vuelve el teatro de marionetas al blog)

Desde la vereda veo la ventana del altillo abierta. Las puertas del teatro están cerradas, la luz está encendida arriba. Se trasluce a través de los postigos. Dionisiano ha puesto flores en el cantero. Siempre lo hace, cuando llega agosto.Puedo imaginarlo cantando, con la guitarra entre sus manos. También imagino su música, aún sin poder escucharla. Al cruzar la calle vuelvo a recordar esa primera vez en la que vi sus ojos. Era una mirada clara y cansada. Sus manos estaban apoyadas en la mesa de madera clara y un hilo asomaba por el puño de la camisa. Su saco negro, le tapaba los hilos que después, mucho tiempo después, comenzarían a moverse. La puerta del costado de la entrada principal está entreabierta. Alguien debe estar festejando en el altillo. Por la mirilla todo se ve vacío. Si abro la puerta con la llave que él me dejó, quizá pueda asustarlo. Voy a golpear con la mano en la madera así retomo otra vez la sensación de la espera. Se que va a escucharme. Siempre lo hacía. Cerraré los ojos para sostener la emoción que me provocaba su asombro. Dionisiano vive en la memoria del sueño que no tiene un tiempo. Late en ese sueño que no despierta apurado. Quizá Dionisiano duerma. Tal vez, aún no haya despertado. Acá me quedo, deteniendo la ilusión de volver a sorprenderlo.

domingo, 14 de agosto de 2016

"ILUSAS MÍAS" (SEGUNDA SERIE DE DIEZ)

La pierna izquierda, mi pierna izquierda, no responde exactamente igual que la derecha. Son diferentes. Van a la par a todos lados pero no siempre están de acuerdo. Se han criado juntas y han aprendido las mismas cosas. Noto cierta rebeldía en la derecha. A pesar de darle indicaciones iguales a ambas, las dos se empecinan en contrariarme. Si digo que hay que hacer ejercicios, la izquierda mira para otro lado y permanece quieta. En cambio la derecha, se pone de inmediato en movimiento. Son así; parecidas a simple vista y muy distintas en su carácter. Creo que la diferencia entre las dos se debe a sus signos. El carácter de la diestra es dócil y el de la zurda parece incontrolable.  Cuando bailan juntas nada parece importarles. No hay un ritmo a seguir, aunque se complementan bien cuando la música es buena. De día en la oficina no hay orden que acaten. Parecen  rebelarse ante la quietud, sin importarles nada. A veces las miro sorprendida.Me causan gracia sus pretensiones.No siempre se salen con la suya. Si indico descanso, tienen que obedecer y a lo sumo un poco de hielo, para pasar la tarde. No se crucen tanto, ilusas mías, que mientras la cabeza funcione van a acompañarme a todos lados.

sábado, 13 de agosto de 2016

EN LA AUSENCIA DE LOS RECUERDOS

Me pregunto qué recordaré cuando ya no pueda recordar. Qué cosas serán las que acompañarán mi  memoria.  Qué momentos quedarán pegados a mi cuerpo.  Qué días seguirán viviendo en la ausencia de los recuerdos. Pienso y no puedo imaginar el olvido. Quizá una foto me lleve al tiempo que me dejó sin recuerdos. Tal vez las palabras hagan eco en alguna canción con la que yo pueda recordar. Quisiera poder ordenar el tiempo de la felicidad. Me gustaría demorar las miradas y las risas, para que no puedan fugar en un mañana sin pasado. No quiero recordar fechas ni hacer cálculos exactos. Solo quiero retener cada uno de los recuerdos que hoy tengo. Que se transformen en sueños, para volver a soñar. Que me despierte la mañana con la intensidad de saber que siempre serán míos los recuerdos que hoy tengo. Que se hagan mas fuertes en el tiempo y que todo lo que viví, me acompañe siempre,aunque ya no recuerde.

miércoles, 10 de agosto de 2016

EN CINCO LÍNEAS ( RATITOS)

Momentos. Instantes fugaces. Las agujas del reloj, siguen su viaje. No se detienen. Son minutos que suceden a otros. Dejan huellas. Señalan y marcan. Ratitos. Pequeños e insolentes. Logran que las emociones sacudan las horas posteriores. En un ratito escuché emocionada el llanto de un bebé que nacía. En otro ratito, a mi lado, el corazón de papá dejaba de latir. Ratos cortos que develan el misterio del tiempo. Ratitos absolutos. Infinidad de sensaciones, tan solo en un ratito.

lunes, 8 de agosto de 2016

LAS HORAS NUEVAS

Reir desde el dolor, es una buena decisión. La risa no siempre está asociada a la alegría. A veces se ríe desde la adversidad, casi como queriendo contradecirla.. Se asemeja a los pasos que se dan en contra de la corriente. Cuestan, nos demandan un esfuerzo y a la vez nos producen ese cosquilleo que nos da la alegría. Es una sensación extraña y de tan imposible que parece el poder realizarla; se va volviendo intensa y efectiva. Reir es necesario.  Nos aliviana las cargas y nos anima a seguir. Las lágrimas pueden caer y rebotar en una gran sonrisa. No se borran ni se niegan. Se guardan dentro del lugar en el que viven los recuerdos. Pasan una temporada en silencio, solo para entender que fueron necesarias. Al sonreir, la esperanza se reactiva. La ilusión vuelve a despertar con nuevas inquietudes. No han sido en vano las horas en las que la sonrisa parecía dormida. Han cruzado un tiempo y hoy vuelven a estar de fiesta y con vestido largo. Vuelven a brindar por las horas nuevas que vienen llegando.

domingo, 7 de agosto de 2016

SEGUNDA SERIE DE DIEZ (VALE CUATRO A LAS OFERTAS)

Las ofertas están en la góndola. Hay carteles luminosos que señalan las posibilidades de poder llevarse eso que uno quiere y se muestra accesible. Si quería solo uno, ahora llevo dos. Si quería dos, los tengo por el valor de uno. Empiezo a dudar; no se bien lo que quería antes ni lo que quiero ahora. Voy a dejar todo como estaba. Volveré a entrar en el pasillo y a ojos cerrados, elegiré sin saber. Quizá sea la solución a tanta opción. Si me equivoco, lo sabré luego. Si en cambio acierto con lo deseado, no tendré eso que no quería. Las cosas múltiples nunca atraparon mi atención. Los pasos se dan de a uno y para correr están los atletas. La voz  que se escucha por los parlantes empieza a aturdirme. Creo que están queriendo convencerme y esto ya empieza a molestarme. Voy a sacar las cartas de truco que llevo en la cartera. Si les juego una partida, les gano. Si me acerco más, les achico las posibilidades. Anteojos negros, orejeras y vale cuatro a las ofertas.

sábado, 6 de agosto de 2016

LA ESPERA

La caja que está sobre la mesa del ayer, tiene cuatro cintas de colores que envuelven el papel. La ilusión parece quedar detenida en el instante en el que mi mano se mueve con lentitud, para detener el asombro. La sorpresa tiene un tiempo de vida. Siempre me quise quedar con los minutos anteriores a los que se desenvuelve la sorpresa. Mas allá de todo, era feliz antes de saber. No había ansiedad por romper el papel ni apuro por ver. Eso que parecía poco, era lo que mantenía mi latido acelerado. Quizá el presentimiento y tal vez la imaginación; eran quienes acunaban a la sorpresa que iba a nacer. También los preparativos para reafirmar una certeza o el principio de una desilución; me alentaban a mantener la espera en suspenso. La caja que está sobre la mesa del ayer, sigue teniendo sus cuatro cintas. Ahora ya están desplegadas y la ilusión se ha dormido.

SERIE DE DIEZ (SOLO POR UN RATO)

El pelo crece a la velocidad del asombro. Tiene una exacta dimensión desconocida. Va sin límites, ocupando los minutos que transcurren. Cuando toca los hombros, se muestra descarado y capaz de todo. No lo dejo seguir. Puedo recogerlo y hacerlo sentir altanero, solo por un rato. Luego cae invadiendo el espacio y tapando las risas. Ha tenido etapas en las que se ha vuelto débil y temeroso. Se ha enredado en tiempos que ya han fugado. Las cremas y los entrenamientos, no han podido ordenarlo. Siempre ha estado protegiendo las ideas. Las ha entusiasmado con adornos y colores, solo por un rato. Ha pasado lluvias y tormentas, allá arriba. A veces me pregunto si le resultará extraño el modo en el que lo trato. Lo animo, lo suelto, lo hago volar alto. Creo que aún no he podido dominarlo. No pretendo volverlo dócil. Me acompaña en todo momento. Es independiente, solo por un rato.Es el sostén de la imaginación que resguarda. Si le doy batalla, termino venciendo. Si en cambio lo libero y  suelto, es feliz; solo por un rato.

miércoles, 3 de agosto de 2016

SERIE DE DIEZ (BATIDOS Y BATUCADA)

La música le pone tonos nuevos a los colores primarios. Los transforma en otros que se vuelven diferentes a esos que se llaman secundarios.En todo recuerdo siempre, hay música. Los momentos que se nos asoman a la memoria que no olvida, van con sonidos. Hay un ritmo que baila con la sonrisa y otro que canta  a dúo con las lágrimas detenidas. Los tiempos, como la música, pueden cambiar de tonos; tantas veces como el reloj vuelve a iniciar el movimiento de las agujas. Es cuestión de oido, dicen algunos. Es un tema de vibraciones, dicen otros. Los tonos musicales no siempre vaticinan felicidad. Se presentan atentos y comedidos para despertar a la alegría que reside temporalmente en alguna que otra canción. Hay sonidos  coquetos y también hay de los otros, esos que se muestran descuidados. Los rayos de colores están dirigidos muchas veces hacia aquello que nos remite a ese tiempo que ha migrado.Nos sorprende la nostalgia y de un modo veloz vuelve la infancia.  Con la música pasa el tiempo como en una licuadora que prepara deliciosos batidos de derrotas y  triunfos.Si se le complica mucho el ritmo, ahí entonces es el momento de agregar nuevos ingredientes, con la frente en alto y el volumen bien arriba. Si los colores secundarios,  en todo este baile de matices y sonidos, no logran avanzar en el camino; mucha batucada, a otra cosa y que parezca cosa del destino.

GRACIAS A TODAS LAS VISITAS

¡GRACIAS A TODOS LOS LECTORES!

Ayer, en primera. Parecía que se iba para adelante. Atentos a los cruces, Sin semáforos. Con luces bajas, siempre prendidas. Las razones, junto a los papeles, guardadas. Sensaciones en ascenso. A punto de entrar en cuarta. Rebaje. Silencios. Punto muerto.Volvemos a iniciar. Otra vez los cambios. Acelero y encuentro.Avanzo y tiemblo.El espejo retrovisor se ha despegado del vidrio. Solo quedan los de los costados.Miro a la derecha y observo. No freno.Hay distancia. Hay miedo. Rebajo. Cambio a tercera. El sol está bajando. Música y poco combustible. Si acelero, nos gana la tarde. Si detengo el movimiento, entramos en la noche.Mucha velocidad. Vamos dejando atrás.Vamos descubriendo lugares y nuevos instantes.Ventanillas bajas.Aire en la cara. Puedo poner quinta o mirar a la izquierda.No responde el acelerador ni el embriague, mucho menos el freno.Los papeles y las razones vuelan por el aire. Sin temores. Vuelve a amanecer. Si hay risas, hay primera. Hay viaje y palabras nuevas.


lunes, 1 de agosto de 2016

SERIE DE DIEZ ( "VALE SOÑAR" )

Las nubes y las estrellas viven en el cielo. Bien alta tiene que estar la mirada para poder observarlas.Hay que inclinar un poco la cabeza para mirar todo lo que sucede en las alturas, siempre y cuando los pies estén apoyados abajo, pisando tierra. Lo obvio deja de ser tan obvio cuando los sueños se nos escapan de las manos y realizan un vuelo sin escalas hacia la inmensidad. Vale soñar. Vale también que el equilibrio esté presente mientras soñamos. Si uno se inclina demasiado, corre el riesgo de caer y la caida supone un golpe. Hay que soñar y elevar alto el sueño, pero el cuerpo tiene que estar firme y erguido. De nada sirve creer que es posible si no hay pisada firme que lo avale. Vale soñar. Todo lo que ocurre arriba, tiene que estar ligado a eso que pisamos abajo. De vez en cuando una estrella fugaz nos cruza las ideas. Las atraviesa de un modo tan veloz que nos hace tambalear. Nos deja con la duda de haber sido una realidad o simplemente un sueño. Vale soñar. Si se pudo captar con la mirada, ha sido un triunfo. Si en cambio, solo fue producto de la imaginación, nos queda la certeza de haber mirado alto pero no tanto como para haber perdido la razón. Vale soñar.