martes, 21 de noviembre de 2017

FRAGMENTO DE "CONTAR LA VIDA"

Tengo pocos minutos para terminar el bolso, darme un baño y dejar la casa ordenada antes de salir para el aeropuerto. El taxi llegará puntual, como siempre y los papeles que dejé anoche sobre la mesa, estarán exactamente en el mismo lugar, cuando vuelva. En cierto modo, este apuro repetido, al que me he acostumbrado a vivir, tiene que ver con la partida y el regreso. Tal vez haya una estrecha relación entre los mechones de pelo que se me caen al peinarme y los recuerdos que golpean con la misma velocidad en el cepillo azul, que dejo en el baño. Escucho la bocina y calculo el tiempo, miro el reloj y pienso que deben hacer 20 años desde que mi pelo cae. Vuelve a crecer. La memoria no. Queda ahí, enredada en el pasado. Falta llenar el plato hondo con agua. Poner comida en los tres rincones en los que el gato come. Apago las luces, miro lo que queda y me voy. Al cruzar el puente miro el río y dejo de escuchar la voz que habla en la radio, a la par del hombre que maneja y dice algo sobre la crecida. Los anteojos me ayudan en este momento. Simulo leer algo, solo para volver al silencio. No se en qué lugar del bolso guardé el pasaje. Llueve mucho y ya habrá tiempo para encontrarlo. Mis ojos se ven mas grandes ahora, al mirarlo fijo por el espejo retrovisor. No quiero el vuelto. Quiero bajarme del auto y perder el avión.

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CAPÍTULO 1

En los aeropuertos, las ideas parecen aquietarse. Descansan un rato, para luego levantar vuelo y llegar a lugares que ni siquiera imagino. Falta una ahora para que el avión despegue. El tiempo necesario para poder revisar las preguntas, ensayar el tono de voz o tal vez el tiempo justo para volver a la redacción y pedirle a Laura que viaje ella.
No se bien porqué acepté esta nota que ya hice antes.Esa tarde de Agosto tenía puesta una remera gris con una infinidad de pequeños botones que cerraban los miedos que vendrían luego.Intento recordar las palabras y solo se me aparecen imágenes.
-¿Whisky o cognac?-me pregunta la azafata sonriendo

-Mucho hielo y poco whisky-le digo mirando el nudo del pañuelo azul que lleva al cuello

Nunca pude hacer bien el nudo de un pañuelo,ajustarlo lo necesario ni acomodar las puntas. La corbata que usaba en el colegio tenía el nudo fijo y dos elásticos que lo sostenían debajo del cuello de la camisa. Sigo siendo la misma que cuando iba al colegio,sigo sin saber hacer nudos, sigo demorándome en los recuerdos.
Las  turbulencias me traen al presente. Dejo de recordar. Miro la cara de la mujer que va a mi lado. Puedo ver su miedo. Levanto los pies y los dejo suspendidos en el aire. Creo quitarme así, la sensación de vacío. Vuelvo a apoyarlos y pienso que en pocos minutos estaré en el cuarto del hotel y algo mío quedará acá, suspendido en el aire. Algo tiene que haber cambiado en diez años. Antes llevaba un grabador y ahora tengo la memoria guardada en un teléfono.

lunes, 20 de noviembre de 2017

LAS CARTAS DE TINY " VIENE Y SE VA"

..."hace tres días que tengo la intención de escribirte y contarte, pero a veces las intenciones solas no logran volverse reales. Las intenciones necesitan una inmediata acción y sí, debe ser en ese instante en el que las estás pensando y sintiendo. Después, el tiempo parece exterminarlas( tal como lo hicimos con las hormigas  del lavadero). Hay que estar alerta a eso que uno siente. Escuchar esas alarmas inaudibles que indican la urgencia. Lo que pasa es que todo después se vuelve mas importante y esa intención que parecía que iba a esperarnos siempre, se esfuma. El asunto es que apareció alguien en la cocina de casa. Se me ha vuelto imprescindible su presencia. Cuando no estoy ahí estoy tan inquieta como en ese agosto en el que no dejabas de decirme que era ansiosa. Quizá tenga algo de cierto eso que me decías, pero esta vez, te aseguro que dista de la ansiedad. Empezó con un ruido en la ventana. Mientras ordenaba los cubiertos, me di vuelta y lo vi. Es un pájaro que golpea el vidrio con su pico una y otra vez. Intenté acercarme, no mucho, para no asustarlo y voló. Lo sorprendente es que a la misma tarde de su aparición, volvió. Viene y se va. Me tiene encantada. Hoy a la mañana le abrí la ventana, solo un poco, por si se animaba a entrar. Todavía no lo ha hecho y la verdad es que no creo que quiera quedarse adentro. Me maravilla verlo volver. Tiene unas rayas anaranjadas en el lomo y su pecho se ve gris. Pareciera querer avisarme cuando viene. Golpea hasta que sé que ha vuelto. No quiero retenerlo y tampoco ser indiferente a su visita. Me quedo cerca. Sabe que estoy. Lo espero contenta. No se cómo explicarte la sensación de felicidad cuando lo escucho llegar. Ahora mismo, en este instante, estoy escuchando su ruido en la ventana y voy a tener que dejarte. Ojalá puedas conocerlo.
Pd:  No le puse nombre todavía.

Cariños, Tiny

lunes, 6 de noviembre de 2017

CARTAS DE TINY- " FIJACIONES"

..."no iba a contarte, pero realmente hay cosas que se llevan toda mi atención en el jardín. Miro siempre los pájaros que pasean por este cielo que cubre el verde que piso. Eso no es una novedad. También los escucho y tanto me gustan que a veces los grabo, para luego repetir el canto y oirlos nuevamente. El asunto es que recién uno de ellos, bastante pequeño y con un pico desproporcionado a su tamaño, me tuvo pendiente de sus movimientos por mas de una hora. Iba y venía de una planta a la otra. Golpeaba con su pico en la rama de un modo tan insistente que no había forma de poder pensar en otra cosa. Es por eso que me quedé sentada mirándolo todo el tiempo que él estuvo ahí. Por momentos lo veía obsesionado y mas que eso, como si estuviera lidiando con alguna dificultad. No había otros pájaros que quisieran ocupar su lugar, sin embargo, sus movimientos eran cada vez mas intensos. Miraba a sus costados, dejaba la rama solo por breves instantes y al volver ¡no sabés! parecía que sus intenciones habían crecido. Luego voló y ya no volví a verlo. Lo busqué con la mirada, detrás de los árboles y también entre las ramas del fondo. Ya no estaba. Al acercarme al tronco, noté que su marca había quedado ahí. Quizá ése era su fin. Que su paso por el lugar no pasara desapercibido. Que su tiempo y su insistencia, dejaran su huella. Que su dedicación no tuviera relación con eso que miraban mis ojos, tal como una simple obsesión. Pude entender que a simple vista muchas veces se confunden los deseos. Se observan como manías o simplemente fijaciones y en realidad tienen que ver con algo mucho mas profundo. Al tocar con mi mano el tronco, solo ahora puedo sentir el surco que ha dejado su paso. Pienso que ni la mas fuerte de las tormentas, podrá borrar la insistencia de sus movimientos..."
Pd: Tengo una astilla en el dedo y una sonrisa nueva.