El espejo nos muestra una realidad. Nos devuelve la exacta imágen de aquello que parece ser también la realidad. Sin embargo la realidad parece ser diferente, en muchos casos, al reflejo. Hay distorsión en la intención de reflejar. Hay solo similitudes entre la sonrisa que esbozamos para que se refleje nítida y veráz. Hay parecidos que parecen demorar en ese viaje que se inicia al mirarse en un espejo. Quizá ese breve instante esté cargado de milésimas de minutos guardados que no pudimos ver. Estallan ahí, en ese momento que parece fugaz. Tal vez las ilusiones y los sueños hayan hecho un largo viaje, para demostrarnos que eso que se muestra inmediato,solo sea una extensa gira de emociones vividas. La duda no suele reflejarse tan rápido. Los dolores tardan en volverse expresión en la mirada. Las penas llegan a la imagen, luego de haber recorrido lágrimas y las lágrimas solo hacen un surco cuando amanece nuevamente la sonrisa.
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