jueves, 27 de agosto de 2015

COMPAÑÍA Y AFECTO

La compañía y el afecto. Eso es lo que ahora extraño. Una presencia constante y silenciosa. Solo a veces, pocas veces, un pedido. Tal vez porque me anticipaba, intentando darle lo que quería. Quizá porque me había acostumbrado a empezar el día con la deliciosa rutina de llenar un plato, apenas me levantaba. Había empezado a hablarle, aún sabiendo que no iba a contestarme, pero sí a entenderme.
En definitiva, el afecto siempre transcurre en silencio. Perdura en el tiempo y crece, aún sin palabras. Se sostiene sin la necesidad de hacerlo crecer, porque aquello que se siente con fuerza, no requiere nada. Solo surge y no termina.

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