miércoles, 23 de septiembre de 2015

LOS SUEÑOS

En los sueños, los instantes se nos desordenan. Se van mezclando los recuerdos con los anhelos, desafiando la realidad. Se reafirman las emociones y se vuelven de colores los deseos. Soñar, es acercarse al rincón de la memoria que nos queda grabada en el momento último en el que está despierta la conciencia. Soñar intensifica lo que quizá no ha sucedido y nos deja en un estado de vigilia inquietante. Nos antepone frente a la duda. Nos hace replantearnos si verdaderamente hemos estado soñando, si las sensaciones que nos acompañan en el despertar ya forman parte de nuestra vida. Soñar, es agregarle imágenes a la memoria. Es ponerle sonido a voces que ya no podemos oir. Mientras transcurren los sueños, la vida recobra la energía y nos completa las ausencias. Nos acerca a lo que ha fugado, para tener la dicha del reencuentro. Los sueños son como la vida misma, esa parte de la historia que quiere quedarse junto a nosotros, aferrada a la alegría y despojada de toda tristeza. Hay una profunda libertad en cada sueño vivido. Los sueños no conocen los límites ni tienen una dirección. Solo suceden. Los sueños no cumplen años ni tienen un plazo de vencimiento. Han venido a sorprendernos, en una noche cualquiera y nos han dejado una flor, sobre la almohada.

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