viernes, 23 de septiembre de 2016

SERIE DE DIEZ ( " AUSENCIA INJUSTIFICADA" )

La ausencia siempre ha sido una y más allá de cualquier circunstancia; ha ido acompañada de algún que otro dolor. La pena de no estar, la tristeza de faltar y la ansiedad por la llegada que no sucedió. Todas las ausencias son tragos amargos que en algún momento uno puede digerir para empezar a comprender. Al entendimiento se le pone cara de alegría y a la falta, una sonrisa y un te quiero. Ahora bien; si la ausencia tiene apellido; todo cambia de lugar. La ausencia justificada ,dicen algunos, la ausencia  injustificada, expresan otros. En el caso de tener razones( porque la ausencia siempre las tiene) solo hay que empuñar bien el lápiz y esgrimir algunos puntos que la sostengan. Sí. La ausencia se sostiene. Si  en cambio, la ausencia es injustificada, ahí las cosas pueden complicarse. Ausencia. El punto es ése. Estar ausente; con o sin motivos, es no estar. No estar con o sin justificativo, es estar ausente. Toda esta nueva moda de dejar que las cosas fluyan y vivir todo lo que se siente; no va con la ausencia. La ausencia no fluye ni se siente. La ausencia duele y por mas que uno se empecine en intentar justificarla; no habrá razones suficientes que logren explicarla. Así que bien atentos por la mañana que si hay ausencias, en la tarde y en la cancha; se dará la cara y se expondrá el motivo. Ausencia, dulce y apasionada dama del misterio; no expliques nada que ya la noche te dará una idea y el mañana una sanción.

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