sábado, 22 de octubre de 2016

SERIE DE DIEZ ( "LA PELUQUERÍA ")

Entrar a la peluquería siempre supone un cambio. Un aire nuevo, un corte de puntas florecidas y quizá otro color. Se entra al salón llena de ilusiones, frente a un espejo que nos recuerda a cada instante que somos las mismas y que seguiremos siéndolo, a pesar de todo. Escucho voces a mi izquierda y a la derecha también. Todas hablan y cuentan historias y planes para realizar en las horas que seguirán al peinado, al color o al corte. Yo estoy en silencio, escuchando atentamente a la rubia que va a ser mas rubia, en cuestión de horas. Me sorprende la que tiene rulos y le pide a la peluquera que le haga un alisado, permanente. Pienso que nada es permanente y sin embargo la veo ilusionada mirando la foto de la revista, con el lacio que quiere tener. Mas atrás, en los asientos donde están las piletas para los lavados, hay tres mujeres llenas de papeles en sus cabezas. Creo que van a lograr un arco iris de colores y quizá hasta el sol les brille diferente en sus nuevos tonos. Miro para abajo y el piso está lleno de mechones que alguien barre, para que todo esté impecable. Fue cortado antes y ahora va al olvido. La chica que me peina mueve insistentemente el cepillo con su brazo izquierdo y  con el derecho sostiene el secador de pelo, apuntando directo a mi cabeza. Quiero hablarle, decirle que no haga tanta fuerza, que no hay necesidad de tanto empeño. No me escucha por el ruido y le hago una seña a la que presta atención y de inmediato frena y me dice " ¿raya al costado o raya al medio?" Vuelvo a hacerle otra seña indicando que es lo mismo. Ya estoy en este baile, entregada a dos manos que no conozco y que parecen saberlo todo. Tanto espejo me asusta un poco y elijo ver una revista que está apoyada en la mesa, junto a seis cepillos a su costado. Sin anteojos no leo nada, así que rápidamente vuelvo a apoyarla en su lugar y solo me queda mirar por la ventana. La chica que me peina se llama Araceli, todos la nombran y ella va y viene. Parece controlarlo todo. Al rato, apaga el secador y tomándome de los hombros me dice " Te voy a mostrar con un espejo como te quedó ".Sonrío y miro mi peinado nuevo. Desde atrás parezco otra y sin embargo, al pararme y dejar ese lugar, noto que soy la misma de antes; la que entró y ahora se va de la peluquería.

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