jueves, 20 de julio de 2017

EL GATO NO ESTÁ

El gato se fué. El invierno sigue latiendo en la ventana empañada, todavía. El alimento está sobre la heladera y me asombra ver la bolsa entera, sin signos de querer ser abierta. El gato ya no está y lo busco aún en esa ausencia que respiro. No tengo apuro ahora en cerrar la puerta para que la perra no entre y lo busque. Si la puerta quedara abierta, ya no lo encontraría. El gato no está. El silencio es igual al de ayer, cuando el gato estaba en la casa. No extraño los ruidos, porque no había ruidos cuando el gato vivía acá. Extraño esa falta de ruidos que el gato completaba con su mirada. El gato ya no está y sin embargo ha dejado el cuarto donde vivía, lleno de marcas invisibles. No son sus huellas las que quedaron en el piso, porque ya las nuevas pisadas han marcado minutos nuevos. El gato no está. Tengo las fotos y la memoria intacta de esa última mañana en la que abrí la puerta para irme y él se quedó ahí, como siempre.

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