miércoles, 29 de julio de 2015

CRECER

Crecer, implicaba en aquellos días, ir viviendo la felicidad entre las paredes alegres en las que colgaban los cuadros que tapaban los secretos. A medida que el tiempo iba transcurriendo, los colores de las pinturas se iban desdibujando. Se volvían difusos los tonos, que en la infancia brillaban tanto. Crecer era ir descubriendo la mirada que se volvía nueva ante la sorpresa. Significaba dejar atrás la ilusión de lo perfecto y entender entonces la verdad. Aceptar que todo cambiaba, no modificaba lo vivido. Asumir la realidad, insinuaba un futuro diferente. El pasado seguía en el mismo lugar, anteponiéndose a los días que vendrían luego, ya sin adornos ni momentos elegidos. Crecer, era mucho más que ver lo que nos mostraban.

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