martes, 28 de abril de 2015
EL CRISTO DE LA ESCOLLERA
Mi mirada puesta en el mar en este día frío y calmo, va recorriendo la inmensidad y se detiene en una escollera. Hay un cristo blanco e inmaculado,una gran figura de cemento que con sus brazos extendidos llama toda mi atención .Es que esa imagen,detenida en un tiempo lejano, me habla de bendiciones. Me susurra al oido sonidos acerca de una curiosa protección. Mis ojos reparan en un barco que se va acercando timidamente . Vuelvo a fijar mi mirada en el cristo. Él está amparando esta entrada de un alma hacia el puerto donde confluye la otra. El amor en todas sus expresiones. La tranquilidad lo inunda todo. Veo marineros trabajando entre sogas. Observo gente pescando, personas que caminan. El barco sigue su rumbo, está a punto de soltar amarras. Está a muy poca distancia de entregarse a su destino y el cristo sigue ahí , inmóvil, cobijando esa pasión. Una escena que toma vida una y otra vez ,manteniendo mi mirada inquieta. Este puerto, este mar, esta unión indisoluble entre las almas y esa ráfaga de viento que golpea en mi. Empiezo a caminar volviendo mi vista cada tanto, tratando de recrear las imágenes .Voy dejando atrás una cierta complicidad con los amores del mar.
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