sábado, 7 de marzo de 2015

"LAS GARRAS DEL NIÑO INÚTIL" de LUIS MEY

"Mi padre no es consciente de la edad de mi hermano.Ya no es un chico. En poco tiempo será mayor de edad. Le prometió parar con la violencia. Y él, imbécil, le creyó. Mamá no dice nada. Hace como que se muere. Hace como que le falta el aire.Siempre el mismo teatro. Mis hermanas discuten entre ellas y le dicen a Martín que pare, que está loco.La frase de moda en casa es esa:  " Martín, estás loco". Yo, mientras miro, odio. Siento ,en el fondo, que me extraño a mí mismo. Estoy ahí arriba, parado, mirando todo, también cacheteado; veo vidrios, alguien rompió algo."


Un chico de ocho años puede contarte una historia. Lo puede hacer sin prejuicios, sin miedos; porque es un niño y no sabe mentir. Te puede hablar de un mundo que es su casa, de sus afectos; que son los que él conoce.Te puede explicar el dolor de entender que las manos de quiénes te dieron la vida, son las mismas que te quitan las ilusiones y te dejan marcas imborrables. Ese chico crece y sigue contando cómo es posible querer y odiar, cuando la furia es el escenario en el que transcurre su vida.
"Las garras del niño inútil" es mucho más que un buen libro. Es una invitación a conocer los miedos que se generan en una persona, cuando la violencia va de la mano de la sumisión. Por momentos, en esta lectura que  mantiene  un ritmo vertiginoso, sentís ganas de encontrar la página en la que haya finalmente un minuto de felicidad. Luis Mey logra sacudir las emociones y generar un estado de ansiedad permanente que no cesa, hasta la última línea. Pone a flor de piel la fraternidad y hasta un cariño incomprensible que te lleva a sentirte cómodo con las zapatillas y sus cordones de alambre. "Las garras..." te hace pensar, te hace odiar, te hace temblar de emoción, te pone en el precipicio de la vida; ese lugar en el que estás a punto de caer, para luego comprender que en la dificultad hay una salida, siempre.



















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