domingo, 28 de junio de 2015
LOS AROS Y EL RELOJ
Algunas veces miramos la vida que pasa, desde un lugar extraño. No se ve el cielo y estamos inmóviles. Quietos, tal como si el tiempo se hubiera detenido, para observarlo todo desde otra perspectiva. Sabemos que es solo por un rato, sin embargo los minutos parecen extenderse logrando detener las agujas del reloj. La mirada busca incesantemente hacia los costados. El parpadeo se vuelve constante acompañando los latidos que persisten en el cuerpo. El silencio nos ensordece y nos predispone a pensar. Tras esa puerta, todo continúa. Cada ruido es una orquesta para los sentidos que están alertas ante la quietud. Es solo por un rato, el tiempo exacto para comprender que estamos vivos. Los aros y el reloj, han quedado sobre la mesa.
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