martes, 30 de junio de 2015

EL FESTEJO

Las fechas confundieron la respuesta, que fue breve. Cambió una vez. Fue suficiente para pensar y entender. Otro día, diferente lugar, más tiempo vivido. Era invierno y las flores de la primavera, aún no habían nacido. Por la ventana debe haber entrado el frío. Quizá el sol, tal vez las nubes. Algo en el cielo, en ese día, conspiró para que el calor no reinara. Siempre que el invierno pasa, algo vuelve a suceder y me confunde. Los pasos se dirigen hacia el puesto de flores y las manos las eligen de colores. Parece un acto repetido: el mantel blanco, las copas de cristal y el sueño del festejo que ya se ha ido. Todas las primaveras vuelvo a entender, que mi invierno sigue vivo.

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