martes, 28 de junio de 2016

COMÚN DENOMINADOR

Estoy buscando las líneas que escribí ayer. En el cuaderno faltan ahora algunas hojas. Tengo la certeza de haber usado la tinta en esas páginas que ahora están en blanco. Tal vez se hayan borrado las letras o bien, disipado las frases. Busco el pensamiento que tenía antes y que quedó después, grabado en el recuerdo. Había música y un sonido que se asemejaba a la risa que está ausente. Quizá por la noche arranqué el tiempo que ahí latía. No se si era verano o si el frío hizo que las arrojara al fuego. Pueden faltar las palabras que vivían entrelazadas pero la memoria tiene un común denominador que las mantiene vivas, aún en la ausencia. Puedo buscarlas añorando que el encuentro llegue. Puedo asumir la pérdida. Puede dolerme no encontrarlas. Todo eso puede suceder; aunque sí  tengo guardada la emoción con la que imaginé el tiempo en el que iba a rescatarlas del olvido. No me falta el instante que tenía un sueño por despertar. Me falta la palabra que no escribí y ahora tengo entre las manos.

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