sábado, 18 de junio de 2016

FRAGMENTO DE " CONTAR LA VIDA"

Que suerte que voy sentada en el asiento de atrás del auto.Decidí no manejar hace mucho tiempo.Eso me permite pensar , poniendo especial atención en lo que recuerdo de esa conversación. No se bien si la escribí, aunque siempre lo hacía después de hablar con Adolfo. Creo que después de esa tarde en su casa ,le conté a Magdalena lo sorprendida que estaba.
El chofer está mirándome por el espejo. Le voy a preguntar cuánto falta, solo para cortar el silencio y para saber también, si me habló, mientras yo pensaba. Suelo aislarme por completo cuando recuerdo lo que me dijeron y  luego lo  olvidan o bien lo cambian por completo.Algo bueno me ha dejado esta historia repetida. Tengo el título para todos esos últimos relatos que llevo en el bolso; "Contar la vida".
En definitiva creo haberme pasado muchos de mis años contando no solo lo que vivía, sino también eso que imaginaba. Pero sé, que esto que llevo en la memoria reciente, no lo imaginé. Ni siquiera la más inquietante fantasía, podría ser tan verídica, como la voz que me hablaba y los ojos que me miraban."
No se bien en qué momento bajé del taxi que me llevaba al aeropuerto. El boleto de regreso, esta en mis manos. Tuve que haberlo sacado del bolso y tampoco lo recuerdo. Son otras las cosas que pienso ahora, diferentes a las que me preocupaban en el viaje. No me importa ahora lo que piense Adolfo del tiempo que compartimos. Pienso en lo que vivo ahora y pienso en mi. Me pregunto cómo pude haber desviado tanto la atención hacia eso. Solo pienso en el modo en el que vivo.
-Señora, señora...¿me escucha? Su avión está  a punto de salir.
Otra vez, con los recuerdos sobrevolando el presente. Esa chica que estaba sentada a mi lado en el aeropuerto, debe haber adivinado mi estado. Quizá solo vio mi boleto en la mano. No se porqué siempre pienso que la gente que está junto a mi en un colectivo o en cualquier lugar; sabe lo que pienso. De todas formas, si lo sabía o fue una casualidad; eso ya no importa. Falta una hora para que aterricen las ideas y que pisen otra vez la tierra. Pienso en la mirada y en la voz que llevo en los bolsillos.

Por la ventanilla del avión solo veo nubes. Voy a cerrar los ojos para mirar un color que sea diferente. No se bien en qué momento sucedió todo. Parece tan reciente como el movimiento que anuncia el piloto. Otra nueva intermitencia. Otra vez la misma sensación que ayer.

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La puerta está tal como la dejé. No ha sido forzada. El plástico doblado que siempre dejo en el borde de la mirilla, sigue ahí. Nadie ha querido entrar. En el cantero la planta tiene agua, parece nueva. Ya es tiempo de cambiar la cerradura. Cada viaje que hago me lo recuerda, cuando doy más de una vuelta para entrar.
Miro la cantidad de platos que dejé con comida para el gato y cuento los siete días que estuve fuera de casa.  Siete días que han cambiado otra vez mi vida. Desde mi sillón, con los ojos cerrados, puedo ver como si fuera una película todo lo que pasó en el momento en el que dejé su casa. También recuerdo haberme dado vuelta, ya en la vereda, para decirle algo y volver a verlo. Después me fui.

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La redacción del diario está igual que cuando la pisé por última vez; hace siete días. La misma mirada sobre los apuntes que sigo tomando a pesar de que a Daniel le molesta que lo siga haciendo
- ¿ cómo te fue ? ¿Lograste que te dijera algo nuevo?-
- Creo que es la misma nota que hice hace tiempo. Solo cambian las preguntas y en cierto modo_le dije sonriendo- si en definitiva más allá del tiempo, seguimos siendo los mismos ¿ o no ?
Daniel se puso incómodo con mi pregunta. Le molesta que le responda con otra pregunta y siempre vuelvo a hacerlo. Su expresión cambia de tal modo, que el punto en el que quiere detenerse, cambia.
-No te estoy preguntando acerca de seguir siendo los mismos, apunto a la entrevista y a eso que lograste...aunque dudo que tengas lo que quería.
- ¿Qué querías que te trajera?  -le dije al mismo tiempo en el que apoyé con fuerza un cuaderno sobre el escritorio ¿ Te molesta que siga tomando notas en papel?
-Dejate de intrigas y contame qué anotaste ahí- me dijo
Desde la puerta de su oficina, con una mano sosteniendo el cuaderno y con la otra tomando el picaporte le dije - Es el libro que va a sacar el año próximo.

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Contar, contar y volver a contar. Para contar siempre tengo que recordar. Todo lo que recuerdo está guardado en un lugar del tiempo que ya pasó. Insisto en retenerlo, en volver a darle vida y lo cuento. Contar, contar y volver a contar eso que muchas veces se acercó a la felicidad y otras tantas fue triste.



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