miércoles, 17 de agosto de 2016

DIONISIANO EN EL ALTILLO (vuelve el teatro de marionetas al blog)

Desde la vereda veo la ventana del altillo abierta. Las puertas del teatro están cerradas, la luz está encendida arriba. Se trasluce a través de los postigos. Dionisiano ha puesto flores en el cantero. Siempre lo hace, cuando llega agosto.Puedo imaginarlo cantando, con la guitarra entre sus manos. También imagino su música, aún sin poder escucharla. Al cruzar la calle vuelvo a recordar esa primera vez en la que vi sus ojos. Era una mirada clara y cansada. Sus manos estaban apoyadas en la mesa de madera clara y un hilo asomaba por el puño de la camisa. Su saco negro, le tapaba los hilos que después, mucho tiempo después, comenzarían a moverse. La puerta del costado de la entrada principal está entreabierta. Alguien debe estar festejando en el altillo. Por la mirilla todo se ve vacío. Si abro la puerta con la llave que él me dejó, quizá pueda asustarlo. Voy a golpear con la mano en la madera así retomo otra vez la sensación de la espera. Se que va a escucharme. Siempre lo hacía. Cerraré los ojos para sostener la emoción que me provocaba su asombro. Dionisiano vive en la memoria del sueño que no tiene un tiempo. Late en ese sueño que no despierta apurado. Quizá Dionisiano duerma. Tal vez, aún no haya despertado. Acá me quedo, deteniendo la ilusión de volver a sorprenderlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario