sábado, 15 de noviembre de 2014

DIONISIANO Y ELENA ( ESCENA 3)

Dionisiano, dulce Dionisiano, en la oscuridad haremos un cruce de hilos. Si levanto la mano derecha, tu brazo izquierdo se apoyará en mi hombro. Luego vas a levantar tu mano, para así poder yo embarcarme con la tuya, en un mar de hilos. Juntos vamos a desatarlos. Mi boca duerme sobre la tuya y le inventa un beso. Ya los hilos se nos vuelven invisibles. Dionisiano, no dejes de mover tus manos, para poder descansar las mías sobre tu cuerpo. Habrá tormentas y lluvias torrenciales, en las miradas que cruzaremos. No olvides que llevo el sol en mi bolsillo para quemar la pasión que me despiertan tus ojos. Sé que aquel abrazo que comienza sereno, será el más fuerte que anidaré en mi cuerpo. Dionisiano, pareces dormido y pequeño cuando mi amor se detiene en tu pecho y desata un nudo. Cinco días serán poco tiempo para que los hilos descansen. Cuando logre mover uno a uno tus deseos y acomodarlos dentro mío, vas a notar, vas a sentir que toda tu vida con hilos se desvanece, se desata. Comenzará otro día en el que solo tus manos y las mías sacudirán las sensaciones que antes solo simulaban emoción. Despierta, dulce Dionisiano. No serán días ni minutos. Te regalaré una vida sin hilos.Soy yo, tu Elena.
                               

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