miércoles, 17 de diciembre de 2014

EN EL BUZÓN DE LA ESQUINA, DEJÉ ESTA CARTA

Tres años no pasan inadvertidos. Siempre hay algo que fue importante, que alegró, que marcó, que dolió. De ese tiempo que ya es pasado, me llevo mucho. Estuve para despedirme. Estuve para aprender. Estuve para dar y estuve para volver a irme. Intento hacer una revisión de esas cosas que me pasaron y noto que el paso del tiempo-de ese tiempo vivido-me ha fortalecido.Las despedidas, esas que son últimas, te dejan un sabor que no siempre es amargo. Por lo contrario, te enseñan a caminar de otro modo, a recorrer los días con otra mirada. Muchas cosas pasaron en este tiempo y las marcas, no siempre visibles, sembraron una huella que se vuelve profunda y que sé, me acompañará para siempre. Eso me llevo: ideas que antes no tenía, proyectos que nacieron aquí y que (como alguien me dijo una vez) no hay apuro por que vean la luz. Están germinando en silencio. Me llevo un libro que empecé a escribir en este lugar y que sostuvo esa despedida. Me llevo risas, momentos: la lista es interminable.Todo va en mi. Saber que mas allá de los lugares que cambian una y otra vez, esas tremendas vivencias van en mi. En la espalda, en las manos, en la mirada.Ya son parte mía.

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