viernes, 2 de enero de 2015

HERMANOS

Nos corría la misma sangre por nuestros cuerpos. Llevabamos la misma mirada en nuestros ojos y el idéntico color de los ojos de papá. No teníamos en la memoria tardes de juegos. No había recuerdos ni fotos de festejos juntos. En una sola tarde, esa en la que nos conocimos, no hizo falta decir nada. Jugamos a la payana y dimos vueltas a la calesita en mil giros de una infancia que despertaba en risas. En silencio, íbamos lentamente reconociendo el tiempo que había crecido en cada uno, sin saber que ya nos queríamos.Cuántas veces había soñado e imaginado tener un hermano. Cuantas tardes sin saber que estabas en mi vida.Infinidad de sensaciones nos cruzaban las emociones que compartíamos, sin siquiera poder entender que iba a llegar el día. Fuimos felices desde el primer instante en el que nos miramos. Había un tobogán y un sube y baja, aquella tarde.La felicidad nos recorría los instantes fugados. Recuerdo la sensación que me quedó latiendo, al día siguiente.No olvido el día en el que jugaste con mis hijos y yo con los tuyos.Todas las plazas que no habíamos visitado juntos, las corrimos ese día. Siento tu voz diciendo mi nombre.Escucho tu risa haciendo eco en la mía y entiendo que todo el tiempo que no pasamos juntos,logra cubrirnos como una ola gigante,para barrenar hasta la orilla y dejarnos de cara al sol, felices y hermanos.

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