lunes, 4 de julio de 2016

AHÍ

Tenía que ser en la espalda. Debía alojarse en el lugar donde la fuerza parece sostener los dolores. En ese espacio en el que el peso se doblega ante la adversidad. Ahí. En silencio. Sin poder entender como se refleja el tiempo en el espejo. Ahí, donde van guardados los pasos caminados. En el impacto de los saltos que han atravesado las dudas y las certezas. No es una casualidad que quiera alojarse sobre la carga de tantas emociones. Han sobrevivido las risas y una lágrima. Una tregua a lo incomprensible. Una escala hacia el momento desconocido. Ahí, sobre el umbral. En el zaguán que tiene la puerta entreabierta. Tenía que ser en la espalda.

No hay comentarios:

Publicar un comentario