lunes, 18 de julio de 2016

UNIDAS Y DISTANTES

La belleza exterior versus la belleza interior. Una lucha intensa entre algo que no logro entender. A una casa se entra por la puerta y a veces, en ciertas ocasiones, por la ventana también. Puertas adentro, uno comienza a buscar el bienestar y claro está que la puerta, por mas linda que sea, ya fue cerrada. El hall de entrada es un paso hacia el lugar en donde seguramente se buscará una mesa y algún sillón, luego. La luz se vuelve necesaria y hasta imprescindible, en cualquier ambiente. Si hay detalles, estos quedarán en ese espacio en el que después serán recuerdos. Un cuadro que detiene nuestra mirada, no es poca cosa. Una biblioteca que nos llame la atención de inmediato; ya se vuelve interesante. Ahora bien; la casa, me pregunto ¿está vacía? ¿Alguien nos recibe?  Entrada sorteada Versus silencio en la sala. Los pisos pueden brillar de tanto lustre aunque las pisadas y sus huellas me indican que en esa casa, hubo vida. Empiezo a comprender que dentro de cada espacio, hay otro. Todo tiene una entrada, en definitiva. La vida, como una casa, está llena de puertas. Si no las hay o no se ven a primera vista, está el marco y esto indica que siempre hay mas. Entonces la belleza exterior ya no se contrapone a la interior. Quizá porque dentro de cada una de ellas hay un puente invisible que permanentemente nos está guiando hacia otras. No habrá que detenerse asombrado a mirar el frente ni tampoco entrar confiado creyendo que ya todo está logrado.
Hay toda una serie de pasos a seguir para ambas bellezas, aunque todavía no logro poder diferenciarlas bien. Hay guías para obtener todo eso que no se ve a primera vista y que luego, se termina viendo. También hay modos de llegar a lograr la belleza externa que sí se ve a primera vista y que con el paso del tiempo, indefectiblemente comienza a cambiar. Son dos o es una. Las dos llevan el mismo nombre pero tienen distinto apellido. A las dos se puede acceder con ciertas restricciones. A las dos se las puede perder, en cuestión de minutos. Una sola acción las vuelve inconsistentes. Un paso en falso, las puede anular por completo. Hay belleza en aquello que no tiene una receta. Hay belleza en lo estrictamente natural. Cuando las bellezas se pierden y comienzan cada una a buscar un camino diferente, se produce algo extraño. Se separan de tal forma que no pueden, de modo individual, reencontrar su forma. Deduzco entonces que cada una de ellas es un complemento de la otra. Pienso que no existen si no se tienen mutuamente. O bien, existen en una forma que no logra alcanzar la totalidad. Hay algunas indicaciones a seguir para mantener en alza la externa. Las hay también para la interior. Muchas veces se cruzan y hasta parecen ir tan unidas como distantes entre si. La gimnasia y el aire puro prometen resultados increíbles. Solo que no dejan de ser meras pruebas,ante aquello que si bien requiere de un trabajo constante, tiene que ver con algo mucho mas intenso que una guía. Son pasos nuevos y no huellas, las que quizá haya que realizar. Son acciones que siguen al pensamiento y bordean un camino nuevo. La belleza a veces va quieta en una pintura. Va en un sonido y en mil palabras. No la vemos pero si la sentimos. La palpamos en risas y la dejamos estacionada en una lágrima.
 Sí. La belleza se irradia y brilla tal como lo hace el sol; necesitando de cada uno de sus rayos para poder dar luz.

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