sábado, 23 de julio de 2016

LA ESPERA

Estoy calculando la cantidad de horas en el año que uno se la pasa esperando. Es una inversión a futuro. Porque eso que llega luego, a modo de respuesta o de ese algo que uno espera, tiene sus frutos. No hay mala inversión en el tiempo de la espera. Si es aquello que esperábamos, asunto cumplido. Si en cambio, es una negación a lo que estábamos esperando, vale también la espera. En ambos casos el deseo y la sorpresa han estado latiendo mientras uno esperaba. No llega a ser un sueño, la espera. No alcanza a formular un proyecto, la espera. Es solo un tiempo en el que la mente de uno anda vagando y solicitando un no se qué. Se activan las ideas, mientras uno espera. La memoria construye puentes desde eso que se esperaba antes y esto otro que uno espera ahora. La espera; todo un tiempo de aprendizaje. En el cielo las estrellas y en la cola del supermercado, las sumas que no cierran. Sí. Uno espera para saber, también.  Uno sueña que en la espera algo de lo que está sucediendo, en instantes va a cambiar. Se espera para lograr y se espera para entender que el asunto por el que uno esperaba, puede resultar extraño. Cuando la espera cesa, los sueños se bifurcan y también cambian. La espera transfiere el deseo anterior a uno mas lógico y razonable.El peinado de la revista se ve increíble, mientras espero. Veremos en el espejo, luego de la espera, si en algo se parecerá en mi cabeza. Es que la espera nos vuelve racionales muchas veces. Eso de andar soñando tanto tiempo, inevitablemente despierta  con una razón. La razón vence a la espera. La espera nos mantiene cautivos y alertas ante la posibilidad de ver concretado eso que se espera. Pienso en la espera y todos los sentidos están de fiesta. Escucho y espero. Miro a la espera.  Habrá que ver qué tanto puede valer la espera. Espero por eso o por aquello, ahora.

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