sábado, 30 de julio de 2016

ESA INSISTENTE MANÍA

La libertad es siempre una, aunque a veces me pierdo pensando en todos los momentos que existen para obtenerla y eso hace que de golpe se vuelvan muchas. Se es libre en la calle y a cielo abierto. Se es libre también entre cuatro paredes, siempre que haya una ventana con dirección al sol. Si tiene postigos, esto implica que la libertad puede ser condicionada. Si en cambio la ventana tiene rejas, hay luz siempre y entonces hay libertad, aunque no parezca. Los techos ocasionalmente le ponen trabas a la libertad. Esa insistente manía de aquietar las ideas, parece bloquear el crecimiento. Sin crecimiento, no hay libertad. Si es de chapa o de tejas, el techo mas allá de todo, es una buena protección. Uno puede entender la libertad aunque la mirada se detenga en un cielorraso. Para  extralimitarse de lo que ven los ojos, están los sueños y en este caso, no hay techo que pueda frenar la intención de ser libre. La libertad de abrir y de cerrar nuevos tiempos, va encadenada a la imaginación. Los eslabones están unidos por ideas y realidades. Se van entrelazando entre el ayer y el día nuevo. Construyen sin olvido, la cadena del tiempo que forma nuestras vidas.

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