martes, 10 de febrero de 2015

- HACETE HOMBRE - de GONZALO GARCÉS

"...No espero que entiendas ni la cuarta parte, viejo, de las cosas que estoy pensando, ni pienso tratar de explicarte que ahora que ya tengo casi cuarenta, voy perdiendo la necesidad de ver prevalecer a uno de mis antagonistas. La rabia también se apagó, sin que yo sepa muy bien porqué o cómo, como si algo me calmara en el hecho de saber que en Argentina, adonde elegí volver después de diecisiete años, y donde pienso quedarme, soy un hombre, y en algún sentido también una mujer y en algún sentido, soy vos, y que no está entre mis cartas dejar de ser ninguno de ellos". (Pag.160)

 Claridad, sencillez, soltura,pasión, ternura, furia. Todo esto y más engloba la obra de este autor, que con cada uno de sus títulos logra dejarte pensando. Tal vez se deba a esa sensación que nos deja, luego de leerlo, de estar flotando sobre sus propias emociones o bien a la capacidad de transmitir sus pensamientos en un debate interno entre sus palabras y sus ideas. Cuando abrís un libro de Gonzalo Garcés, no sabes si estás leyendo a un joven audaz o a un anciano que lo ha vivido todo. Sus historias oscilan entre la inocencia de quién todo lo narra (sin culpas ni remordimientos) y la clara visión que solo te dan los años vividos. Su última obra HACETE HOMBRE te mantiene en la hamaca de una plaza, balanceándote entre la información precisa y la mirada intensa de alguien que observa con cuatro ojos la realidad del género: dos ojos de mujer y dos ojos de hombre. Garcés realiza un detallado análisis sobre la hombría, a modo de ensayo. Te mantiene aferrado a las páginas, tal como si tuvieras las manos agarradas a las cadenas de la hamaca. No querés soltarte y él no lo permite. Hay un viaje, hay un auto, una mujer y una relación tan entrañable como difícil, entre un padre y su hijo. Gonzalo Garcés vuelve a movilizar los estereotipos, a través de sus páginas y lo hace en el lugar más complicado en el que un escritor puede estar, en el que mejor se mueve: en el de la sinceridad extrema.

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