jueves, 23 de octubre de 2014

AIRE SIN HILOS

Dionisiano tiene un cumpleaños. Nació en invierno, en una hora, de un día, de un año. Durante los primeros tiempos de su vida, lo recuerdo con la mirada detenida en las velas de la torta. Alguien movía sus hilos para que él pudiera inclinar su cabeza y simular soplar las velas. Dionisiano tardó muchos años en lograr que saliera de su boca el aire, para poder apagar el fuego. Esto sucedió cuando en su cara ya se veían las huellas del tiempo transcurrido. Sus movimientos  no tenían la agilidad ni la prisa de antes. Sin embargo, Dionisiano había fortalecido algo mas en su interior. Lo miro y pienso en qué lugar de su cuerpo frágil ha guardado el coraje. Analizo sus movimientos dirigidos y no logro entender qué fuerza poderosa le ha alivianado los instantes. Vuelvo a mirarlo y sonrío. Dionisiano hoy sopla las velitas de la torta en un día que no es el de antes y lo hace solo. Nadie mueve sus hilos, ahora. Solo ríe.

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