Por la puerta
entreabierta lo veo. Sigue ahí .La cama está baja. Son flashes de momentos
vividos. Se me aparecen como fotos. Escucho su voz. Sigue ahí. En blanco y
negro. Secuencias de instantes a su lado. Siento en la memoria su mano tomando
mi brazo izquierdo. Veo sus mocasines marrones caminando a mi lado. Sigue ahí.
Flashes. Escucho su voz en el casette del grabador con el que juego a ser
periodista. Su voz y la mía. Siento su risa. Ecos de la memoria. Fotos.
Instantes. Pasan por mi mente emociones. Sus ojos llorosos, su jaquet y la
entrada a la iglesia de su brazo. Lo miro. Sigue ahí. Los tres escalones del
salón de actos qué él sube para recibir mi diploma. El vals que bailamos con
lágrimas en los ojos. Flashes de momentos que amanecen en mi recuerdo .Su perra
Anastasia y el Ford A que maneja a la derecha. Instantes desordenados. Latidos.
Me alejo de la puerta. Miro y vuelvo a mirar. Sigue ahí. Bajo las escaleras. La
voz de papá va en mis oidos. Su mano derecha me
toma del brazo en un recuerdo. La caminata que tuvimos aquel día en el
que los edificios se me volvieron gigantes, me trae de su mano, que sujeta
fuerte la mía a un nuevo día. Un día que es distinto a todos. Sigue ahí.
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