Definitivamente no. Puedo asomarme por la ventana y ver amaneceres. Poner
un banquito, subirme y espiar a tu altura, un arco iris con un nuevo color. Puedo
sentir las gotas de lluvia cayendo pesadas sobre mis brazos. Todo eso puedo,
pero aún con el misterio en tu mirada y mi asombro sobre tus manos, mi viaje
sigue. Hay miles de rutas desconocidas y puentes para cruzar aguas agitadas. Tengo
caminos que no he recorrido y pasos que nunca di. Cajas y baules con cintas por
desatar. Sobres con letras azules en relieve, sin leer. Todo eso tengo, pero
aún con la sorpresa que imagino y mi curiosidad por conocerla, una sola vez te
digo no. Me quedo en esta duda, quieta y dormida. Sostengo en un sueño tu idea
entre hilos y le dejo a tus dedos, la ilusión del despertar. Definitivamente,
no. En el recorrido de mis días, he atravesado ilusiones y desenvuelto muchas
emociones. Cada una de las guirnaldas y globos que cruzaron mis paredes de
festejos, pude yo saberlos míos. Fueron antes únicos y lo serán mañana. Tu
novedad, gastada en siglos pasados, solo mantiene el pulso acelerado y se
precipita en la cima del deseo que cesa y desata un nudo. Definitivamente no,
mi Dionisiano. Mis articulaciones y ligamentos no llevan pegamentos sugestivos
ni se nutren con comida rápida. Mis huesos son pequeños pero firmes y llevan
calcificada la decisión y la autoría de ser solo yo quien pueda dar luz a un
nuevo día juntos. Solo un sueño. No intentes mas que mi ilusión. Solo te regalo
mi risa y a vos te pido un hilo.
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